Hablamos con Juan Crujeiras sobre World Central Kitchen

“Y casi de repente nos encontramos con las puertas del restaurante cerradas, y me veo en casa, consternado, perdido, con esperanza de que quince días encerrados pasarán pronto y después todo volverá a la normalidad. Pero no tardo en darme cuenta de que no va a ser así. Entonces me embarco en una espiral de tratar salvar lo que somos; en ese momento lo único que pasa por tu cabeza es que tu proyecto y las personas que forman parte de él no desaparezcan. Trágicos días vividos al inicio de todo esto, tantas preguntas, tantos lamentos, tanta impotencia se tornan en un agarrotamiento brutal.”

Y la vida de golpe se para…y nos para y tras unos días de ese agarrotamiento, en las cabezas de muchas personas empiezan a fluir ideas, sensaciones y emociones que se habían quedado dormidas por culpa del ritmo frenético, el estrés y la burbuja en la que vivimos cada día. “¿Qué puedo hacer, qué se puede hacer? y nada sale de tu cabeza, solamente la tan socorrida frase de cómo me gustaría… pero todo se desvanece entre las paredes de tu casa.” Y entonces, una clienta de Juan le manda un whatsapp hablándole de la iniciativa que está llevando a cabo World Central Kitchen y algo se activa. Comienzan las llamadas para intentar ver cómo funciona y cómo se puede traer a Galicia. Tras varias charlas con Javier Olleros y Lanzada Calatayud, del Consorcio de Turismo de A Coruña, empiezan a organizarse para traer World Central Kitchen a la ciudad herculina.

Todo se vertebra en torno al restaurante del hotel NH Finisterre y su cocinero Tito Fernández, los cocineros Iván Domínguez de Nado, Álvaro Victoriano de Peculiar y una buena cantidad de ONGS y asociaciones que llevan largo tiempo ayudando a distintos colectivos con necesidades en la ciudad. “Nosotros ponemos parte del trabajo, el producto llega a través de Makro y de donaciones de la gente”. Un equipo formado por personal del sector hostelero se encarga de hacer los pedidos y elaborar los menús mientras que las ONGS Reto a la esperanza, Renacer, Remar, Padres franciscanos, Fonte da vida, Feafes Galicia, Comedor Monte Alto y Cocina Económica A Coruña, junto con la ayuda de voluntarios del Concello de A Coruña, y con la gestión del Banco de alimentos, son las encargadas de que cada menú llegue a las personas que lo necesitan.

Comenzaron cocinando y entregando 300 menús diarios pero a día de hoy la cifra ya ha ascendido a mil. “Cada vez llega más gente. Muchas personas que ni siquiera tienen cocina donde poder preparar la comida. Cuando comencé con todo esto pensé que iría destinado principalmente a dar de comer a personas mayores que no tienen a nadie que les eche una mano pero ahora soy consciente de la cantidad de gente que necesita ayuda para poder comer todos los días. Gente de perfiles muy diferentes. No nos damos cuenta de la situación extrema a la que están expuestas muchas personas de nuestro alrededor. Algo que ahora se ha intensificado porque muchos han perdido su trabajo pero que ya era así antes de la pandemia”

Y la pregunta ahora es “¿Qué va a ocurrir cuando abramos? Porque esta necesidad no se acaba con unos meses de ayuda. Aún no lo sabemos. Quizá una opción sería abrir una especie de cocina de campaña y darle otra vuelta. Lo que está claro es que hay mucha gente con ganas de colaborar. Ahora mismo solo en la parte de cocina somos unas 55 personas y muchas otras que han llamado ofreciéndose para echar una mano.”

Quizá todo se resuma en que entre todos nos preocupemos porque un derecho tan fundamental como la alimentación se cumpla. En un alarde de optimismo cabe pensar que quizá todo este parón y todo este reseteo social nos haga pensar más como colectivo y seamos capaces de dejar a un lado nuestros egoísmos individuales y reflexionar más en el lugar que cada uno ocupamos en esta sociedad. Porque el mundo sigue girando pero, ¿a qué ritmo y en qué dirección?